Cuando el asesino es el Estado: un libro durísimo, pero necesario, que recoge los desgarradores testimonios de las víctimas civiles de la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad.
«Esta es una guerra contra el pueblo de México. Se dice que es una guerra contra el crimen organizado, pero no. Nosotros pensamos que es una guerra contra el pueblo, porque es al pueblo al que han estado desapareciendo y matando». ─ Yolanda Morán, mamá de Dan Jeremeel Fernández Morán, desaparecido por el Ejército en 2008.
Este libro surge a partir de una investigación enfocada en un grupo específico de crímenes de guerra: las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales cometidas por las fuerzas de seguridad del Gobierno de México (agentes federales y estatales: soldados, marinos, Guardia Nacional y policías). Se enfoca en los delitos contra víctimas inocentes o indefensas, específicamente contra hombres y mujeres sin vínculos con el crimen organizado sobre los que no pesaba ninguna sospecha y que tampoco eran parte de ninguna investigación: personas que salieron a comprar comida, a trabajar, a la escuela, a atender necesidades básicas o a divertirse.
Ningún Gobierno en el poder reconoce este tipo de abusos, más allá de la manida frase de que son delitos cometidos por alguna «manzana podrida» —que excepcionalmente se filtró en sus filas—, pero no hay consecuencias legales ni reparación del daño para las víctimas o sus familiares. La violencia del Estado es sistemática y generalizada. Sobra decir que casi todos los crímenes quedan impunes. ¿Por qué el Gobierno los encubre?